El Cerrato Palentino o la forma perfecta de maridar patrimonio y enogastronomía en un viaje

11 Mar 2017

Con motivo de la apertura este fin de semana del Museo del Cerrato tras el periodo invernal, desde Palencia Turismo se ofrece un interesante paseo por esta comarca

 La Comarca del Cerrato Palentino nos ofrece un amplio abanico de posibilidades para disfrutar, en familia o con amigos, de los muchos atractivos culturales, deportivos, de naturaleza y monumentales, que atesora esta tierra. Interesantes reclamos para dar identidad a un territorio, en el que destacan como muestras vivas de la arquitectura popular, bodegas tradicionales, molinos, chozos de pastor, fortalezas o palomares con encanto y como retazos de la historia, espacios que rememoran otras épocas en el medio rural del sur de la provincia. Piedra, adobe, yeso y las huellas de una forma de vida tradicionalmente agrícola y ganadera hacen obligado un paseo por sus bellos municipios.

El museo del Cerrato puede ser un buen punto de partida para familiarizarse con esta tierra, tomar la documentación necesaria para adentrarse por caminos y senderos y descubrir sus tesoros.

Hablar de Cerrato además es hacerlo de Enogastronomía, con mayúsculas, de buen vino, de lechazo churro, de excelentes quesos, panes y repostería, de productos estrella de la huerta palentina, como el Pimiento de Torquemada o la Cebolla de Palenzuela.

palenzuela

El Cerrato palentino recibe su nombre por los cerros que dibujan el paisaje ondulado, con páramos calcáreos y verdes llanuras atravesadas por ríos como el Pisuerga y el Arlanza, y algún tramo del Canal de Castilla. Una comarca en la que el viajero tiene infinidad de posibilidades culturales, deportivas, gastronómicas y de naturaleza y paisaje para realizar una escapada.

 Como hoja de ruta, para conocer su historia y secretos, la primera parada se puede efectuar en Baltanás, la capital de la comarca, y localidad que alberga el Museo del Cerrato Castellano, instalado en el antiguo hospital de Santo Tomás, que alberga valiosas obras de arte sacro y pinacoteca de pintores palentinos, entre ellos el cerrateño Pedro de los Mozos. Lugar donde además se puede hacer uno idea de las particularidades de esta tierra, sus bellos pueblos y las opciones de la visita de este territorio del sur de la provincia palentina.

 Pero hablar del Cerrato es hablar ARQUITECTURA POPULAR, de bodegas, de Baltanás y de Torquemada en especial; de una buena muestra de 374 en Baltanás y de 477 en Torquemada, revalorizadas en ambos casos y puestas en valor con la declaración de Bien de Interés Cultural con categoría de Conjunto Etnológico y con una función social y lúdico- gastronómica y bien conservadas.

 Sin olvidar las de Dueñas que se remontan a la época del auge del viñedo lo que explica  que haya un gran número de este tipo de construcciones en zonas de la periferia de la localidad. Hay una bodega visitable, creada en 1738 por la familia Medina-Rosales posee ocho bodegas subterráneas unidas. Se encuentra en el barrio de bodegas tradicionales de Dueñas donde se ha introducido maquinaria actual de elaboración. Las barricas se encuentran a quince metros bajo tierra.

 Para maridar patrimonio y gastronomía en este punto, lo ideal es conocer cualquiera de estas bodegas y disfrutarlas y acompañar la visita en los establecimientos locales con los fantásticos vinos de las denominaciones de origen Arlanza y Cigales y los quesos de la zona, de gran prestancia y calidad, elaborados con la mejor leche y de manera casi artesanal en algunos casos.

De los más de 300 chozos de pastor situados en el Cerrato, buena parte de ellos se pueden contemplar partiendo de ruta desde Baltanás, a pie o en bicicleta. Una experiencia para todos los públicos, conocer un patrimonio singular con siglos de historia y testigos mudos del paso del tiempo, donde sirvieron de refugio y cobijo para pastores, cazadores o labradores.

Parajes como Las Dos Hermanas, el chozo de Rojolanillas y la Fuente del Postigo, el chozo del Mundín o La Cabañona en Dueñas así como El Dragón en Cevico de la Torre, un peculiar conjunto de tres corralizas y tres cabañas de planta circular, dos de ellas unidad por un corredor, bien merecen nuestra atención como tales.

La personalidad de una comarca con una HISTORIA MEDIEVAL, paso de reyes y nobles, que alzó fortalezas, que construyó palacios y que molió mucho trigo para proveer de pan a sus pobladores. Palenzuela, como Conjunto Histórico Artístico y antigua capital de la provincia, presta su señorial imagen de esta época amurallada sobre el río, con un entramado de calles y un castillo medieval, las bellas ruinas de la iglesia de Santa Eulalia, la iglesia Parroquial de San Juan Bautista y otros rincones como la plaza del ayuntamiento.

En la ribera del Pisuerga se localiza Torquemada, donde un monumental puente de veinticinco ojos recibe al visitante para acogerle en un casco interesante para la visita. Allí nació Fray Tomás de Torquemada, primer Inquisidor General del Reino y en él dio a luz Juana ‘La Loca’ a la Infanta Catalina, futura reina de Portugal, tras meses de estancia en la villa del cortejo fúnebre que acompañaba los restos mortales del recién fallecido Rey Felipe I ‘El Hermoso’.

Esta ruta cerrateña que proponemos tiene como destino final, Astudillo, en límite geográfico ya entre el Cerrato Palentino y Tierra de Campos y villa catalogada como Conjunto Histórico Artístico que conserva restos del Castillo de la Mota, de la muralla y de una imponente puerta conocida como de San Martín. Destaca su Plaza Mayor, la iglesia de Santa Eugenia, las góticas de Santa María y San Pedro y el Convento de Santa Clara con su Palacio mudéjar de don Pedro I de Castilla, bien merecen una visita al municipio.

Maridamos patrimonio y enogastronomía en cualquiera de estas localidades. Junto al vino y el queso, que no pueden faltar en una ruta por la comarca del Cerrato, y al pan de esta tierra elaborado con harinas de primera y complemento perfecto para la rica cocina cerrateña, surgen dos protagonistas de excepción, de su huerta surgen los famosos pimientos rojos de Torquemada, de cuatro morros, dulces de sabor y muy carnosos y la cebolla horcal de Palenzuela.

Todo un placer para los sentidos, y una experiencia posible y recomendable a un paso de la capital.   

 

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